Punto suspensivo ...
-Ahora para relajarse,
concéntrense en un punto- dijo el instructor.
R. se aburría,
hasta que descubrió una motita minúscula, dorada,
suspendida a pocos centímetros de su cara. La pintita abrió
espacios, dando paso a entelequias: palacios, ninfas, frutas, joyas,
bien al alcance. Voraz, se abalanzó sobre el espejismo. Creyó
abrazar a una princesa. Pero su vecina de colchoneta le propinó
una sonora bofetada.
El puntito se volvió
a cerrar. Pensó en Euclides, aunque pronto comprendió
que aquello no eran hipotenusas.
Destrozado por la zozobra,
quiso retirar la terca partícula, a manotazos. Sin éxito.
El pixel estaba claveteado en el aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Seguramente hay oro en tus palabras